Todos los negocios son financieros, sin importar el giro, la actividad que realicen o la industria donde se desarrollen.
Y la razón es sencilla: un empresario debe tener claro si está generando ingresos, saber cómo incrementar su margen de utilidad y cómo utilizar instrumentos financieros para mitigar ciertos riesgos.
De esto depende, en gran medida, que su compañía sobreviva, crezca o muera.
El problema es que en la mayoría de las pequeñas y medianas empresas (Pymes), los dueños se concentran más en lo operativo y no reconocen la importancia de la parte financiera.
Para ellos, mientras haya dinero para cubrir las necesidades básicas de la organización, todo va bien. Incluso, los estados financieros sólo los toman en cuenta al momento de tener que pagar los impuestos.
Además de este desinterés por los números, existe un desconocimiento sobre cómo utilizar e interpretar la información financiera para tomar decisiones clave que hagan crecer la empresa.
Por lo tanto, hay que comprender de fondo ciertos indicadores financieros para saber lo que pasa dentro del negocio. De entrada, estar consciente de que no es lo mismo vender o generar utilidades que tener flujo de efectivo.
Una persona, por ejemplo, se puede ver sana en apariencia. Sin embargo, al hacerle análisis y diferentes pruebas, se pueden descubrir ciertos problemas. Si se emprenden acciones preventivas con base en el diagnóstico, muchas de esas enfermedades tienen remedio.
De hecho, la información financiera es una radiografía de tu empresa: te dice qué le duele y cuál es el antídoto. Y tenerla actualizada –al menos cada trimestre–, al final te da una ventaja competitiva frente al resto de actores que se mueven en tu mismo giro.
El 80% de los dueños de grandes firmas en México son contadores públicos. Una persona que entiende de finanzas es como un médico de negocios. Por lo que una primera recomendación es que los empresarios tomen un curso de finanzas para no financieros.
El objetivo es no quedarse en un nivel de análisis superficial y realmente llegar al fondo de los problemas o identificar nuevas áreas de oportunidad que muchas veces pasan inadvertidas.
¿Estás listo para descifrar las finanzas de tu negocio? Comienza con estos tres análisis financieros:
1. Estado de resultados.
Es un estado financiero dinámico, donde te muestra el acumulado por un periodo de tiempo de cómo se dio la operación de la empresa a nivel de ventas, gastos, costos, etc. Por ejemplo, cómo va la compañía de enero a marzo de 2011.
2. Balance general.
Es una fotografía de la empresa en un momento determinado: cómo está al 31 de marzo de 2011. Básicamente, te dice cuántos recursos estás manejando (activos) y, de esta cantidad, cuánto debes (pasivos) y cuánto es propio (capital).
3. Estado de flujo de efectivo.
Te permite saber cuánto dinero realmente le está entrando a tu negocio (cash flow). No es lo mismo generar utilidades a generar dinero. Aquí es donde evalúas los movimientos que se están haciendo a nivel flujo:
- Si tus clientes aumentan de un año al otro, tendrás menos dinero; si disminuyen, entonces se incrementará tu flujo de efectivo porque serás más efectivo en la cobranza.
- Ahora, si tus inventarios crecen de un año al otro, tendrás menos dinero en cash flow; pero si disminuyen, aumentará el efectivo porque ya los vendiste.
- Si se incrementan tus créditos y tus cuentas por pagar, dispondrás de más efectivo porque te están prestando dinero; si esta cantidad disminuye y pagas el crédito, entonces tendrás menos efectivo.